miércoles, 20 de febrero de 2008

Gris


Nunca me gustó el color gris y de repente reparé en él. De hecho absolutamente todo tiene su sentido, aun un color tan neutro.

Es el color de los metales, del hormigón y del asfalto. También de la niebla que inunda el paisaje con un vaho espeso que aturde , embota los sentidos y desorienta . Se filtra hasta el alma de forma liviana y no obstante la convierte en pesada e incluso impertinente.

Es el color de las brumas en dias de tormenta que invitan a la catarsis con semejante fuerza.

Es el color que iguala las cosas dejando que cada color conserve sus características propias pero las vuelve indeterminadas. Es el color del silencio. El cielo y el mar devienen grises en dias lluviosos y con ellos llega el hastío, la modorra, el florecer de la fantasía y la ensoñación más viva, que contrasentido.

A veces el gris atrae como un imán, envuelve el alma hasta mecerla y nos llena de brillos como un metal manso y sigiloso , las voces se disuelven y la luz reverbera.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos vestimos de colores cada vez que somos en esa naturaleza que tanto amamos, sin embargo el gris para mi es tedioso, salvo, como tu dices, cuando nos atre como un imán y somos un metal manso y sigiloso.
Un abrazo, Patricia

m.m. dijo...

Ergo... somos una amalgama de colores y lo más diestro sería saber acomodarlos para cada ocasión, no te parece...?