jueves, 31 de enero de 2008

Amanecer


La luna mira con ojos entornados allá a lo lejos. El cielo empieza a clarear, imparable, tan azul como infinito.

Todo está quieto, el pequeño limonero sonríe con sus pequeñas flores de fragancia profunda y delicada. Y el olivo, fuerte, de mirada sabia acoge al nuevo día con sus pequeñas hojas elevadas como quien espera con las manos abiertas, como quien con ojos de mirada profunda y vaga ve las horas pasar.

Miro en mi interior...¿ esta extraña quietud se me contagió?. La sangre corre veloz, puedo notar los latidos de mi corazón, acompasados pero intensos. ¿Noto el aire en mis pulmones ?. Ay... me parece que no. Aunque respiro... y me doy cuenta que estoy como a la espera...

Esperando ¿qué, a quien, a dónde ir...?. Y sonrio porque me siento serena. Capaz de amanecer, como el día. Inexorablemente...


1 comentario:

Anónimo dijo...

reconocer manos abiertas a los cielos en las hojas de un árbol, es de ojos sabios y especialmente sensibles.